Edificio formado por 2 alas unidas por un cuerpo central que suman 23.000 m2, con una altura de 8 plantas. Los arquitectos organizaron el diseño de las fachadas a partir de las necesidades de iluminación interior. Por ello se optó por un sistema de fachada ventilada con cerramientos que aportasen máxima luminosidad a las habitaciones, pero que permitiesen mantener el nivel de privacidad que requiere un equipamiento de estas características. Las ventanas quedan perfectamente integradas en la trama de líneas verticales y horizontales que dibuja la propia fachada.
Uno de los elementos más importantes del edificio es su estética exterior. Para ello hacía falta jugar con una perfilería que no restase protagonismo a la misma fachada. Por este motivo, el grueso de la obra lo conforma un modelo de ventana puramente arquitectónico que recuerda a las antiguas carpinterías de chapa de acero dobladas. Su reducida masa de aluminio visto desde el exterior ayuda a dotar a la ventana de una línea sobria pero esvelta. Garantiza la máxima capacidad de envidriamiento dando absoluta luminosidad al interior de las habitaciones, tal como requería el proyecto arquitectónico.